Todo fue un sueño, no era verano, era
invierno, y aun quedan 2 horas para tener que levantarse, así que se concentro
en el anterior sueño, con el deseo de soñar que si era verano. En su sueño podía verse un pueblo del sur de
España, un pueblo con un castillo, y con unas personas maravillosas, personas
que siempre sonreían, y se divertían en una piscina y en un campanario. Algunas
veces discutían, pero siempre se terminaba arreglando, en el grupo había una
que era imprescindible, Coral, una joven muy alegre y con mucho sentido del
humor, y rápido se hizo amiga de un chico que acababa de llegar, y que destacaba
por su altura, Miguel.
Paso el tiempo y ese grupo de amigos se amplió
un poco y se consolido, la fuerza que unía a ese grupo era inmensa, aunque
algunos se fueron, la amistad entre estos amigos fue creciendo rápidamente, y
terminaron cogiéndose un gran cariño. Pero al final del verano Miguel le
confeso una cosa a su amiga:
-Seguramente el verano que viene no esté aquí.
-¿Por qué?
-Porque seguramente me vaya a estudiar
fuera…
-No quiero pasar el próximo verano sin
ti.
Miguel la sonrió y se alejo poco a poco,
desapareciendo en una niebla que surgió de repente. Sonó el despertador y Coral
se levanto y rápidamente fue a mirar el calendario, y lo miro con ilusión porque
en unos poco días iba a ver a su amigo Miguel.
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